“The Fulbright Program aims to bring a little more knowledge, a little more reason, and a little more compassion into world affairs and thereby to increase the chance that nations will learn at last to live in peace and friendship.”
“El Programa Fulbright se propone aportar un poco más de conocimiento, un poco más de razón y un poco más de compasión a los asuntos mundiales y aumentar de esa manera la posibilidad de que al fin las naciones aprendan a vivir en paz y amistad”.
Pionero en la afirmación de la educación intercultural como parte integral de los intercambios internacionales y como base de proyectos más ambiciosos que se orienten a la búsqueda de la paz. Creado en 1946, cincuenta años después contaba ya con 250.000 participantes entre los que se encuentran destacados representantes del mundo de la ciencia y de la educación –más de 30 Premios Nobel-, de la política y del arte –creadores e intérpretes-, de la administración y de la empresa.
El programa debe su creación a J. William Fulbright (Arkansas, 1905; Washington D.C., 1995), Senador de Estados Unidos desde 1944 a 1974, político e intelectual de reconocido prestigio, que propuso las enmiendas legislativas que permitían el uso de fondos públicos para facilitar intercambios educativos, sobre todo universitarios, entre Estados Unidos y otros países.
El Congreso de Estados Unidos destina, anualmente, una cantidad para intercambios educativos que se administra, en virtud de acuerdos bilaterales a través de comisiones mixtas –binacionales-, permanentes, en cincuenta y un países. Las embajadas y algunas organizaciones no gubernamentales se encargan de la administración de becas Fulbright en el medio centenar de países que no cuentan con comisiones independientes permanentes.
El Programa recibe el apoyo del Departamento de Estado a través de su oficina de “Educational and Cultural Affairs”, que distribuye el presupuesto asignado por el Congreso y coordina la actividad de las agencias no gubernamentales “Institute of International Education” y “Council for International Exchange of Scholars”, que gestionan las becas y hacen el seguimiento de los becarios en Estados Unidos. Estas agencias organizan, además, las reuniones temáticas y otras actividades extra-académicas que son un sello distintivo del Programa Fulbright. El órgano de supervisión, que sugiere los criterios y fija las normas mínimas de aceptación universal, es el “J. William Fulbright Foreign Scholarship Board”, consejo formado por doce representantes de la universidad, de la cultura o de la empresa que nombra el presidente de Estados Unidos para períodos de dos a cuatro años.
En más de cincuenta años de historia, el Programa ha conseguido reconocimiento y prestigio en el mundo entero, por la talla académica, profesional y humana de sus participantes y, sobre todo, por su independencia política e intelectual, por su rigor y exigencia y por el respeto a las distintas culturas, minorías y creencias.